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CUANDO ME DI CUENTA YA ESTABA ACÁ

En el mes de octubre de un engorroso 2020, su nombre logró meterse entre las líneas de una convocatoria para jugar en la selección argentina. Por esos días, el tercer renglón de aquella publicación en mi Instagram le pertenecía a un tal Damián Emiliano Martínez. Alias, el Dibu. Aún sigo sin saber quién es ese tipo.

Por: Agustín Avalos


Las repercusiones del inconsciente colectivo argento no tardaron en hacer el eco. Sin siquiera pensar en un hipotético debut de ese tal Dibu, y rememorando aquella serie animada icónica de los años noventa, la gente se preguntaba en tono de burla quién era ese muchacho. Era otro raro apellido navegando en la lista de un Scaloni que ya nos había puesto en la semifinal de una Copa América, pero que aún carecía de la legitimidad que te la dan los notables del fútbol televisivo. Esos que desde una mesa y un par de cámaras aguardaban por la comandancia de un nombre serio, con apellidos serios en el campo de batalla.

Tanta parla, tanto río bajo el puente de la histeria.

Las rarezas de Scaloni comenzaron el 2021 al frente de los destinos de la celeste y blanca. Vale la aclaración que usted lector, lectora, entenderá: la dirección técnica de la selección argentina.

Llegaba junio, y con ello, la séptima fecha de eliminatorias contra Chile. 1 a 1. Partido chivo. En el arco, con la número 12, un Emiliano Martínez que había pasado la prueba. ¿O no?

Primera llegada de pelota parada, gol de la roja.

Días más tarde, la cara tenía que estar bien lavada porque en el octavo compromiso llegaba esa caja de sorpresas llamada Colombia junto a toda su gente. La situación en Barranquilla superaba cualquier obra surrealista del mismísimo Salvador Dalí. Entre protestas populares y una sangrienta represión lindante a lo largo de las calles, el Cuti Romero y Leo Paredes hacían de la delegación argentina un solo grito dentro del césped del Metropolitano Menéndez. No pasaron ni diez minutos del partido que la selección ya ganaba dos a cero en suelo cafetero. Y en el fondo un respiro. La semana vendría sin la crítica de "los que saben".

“Del éxtasis a la agonía, oscila nuestro historial”, decía la Bersuit en el 2004. La argentinidad al palo.

Finalmente, a los treinta del primer tiempo, nuestro Dibu Martínez apareció en escena. Lejos del motivo por el cual hubiéramos querido que su nombre resonara, la televisión lo encontró tirado en el suelo del área chica. Repetición instantánea: centro de Duván Zapata, y el arquero de estreno que tomaba el control aéreo de la jugada. No sin antes, claro, pagar el precio de toparse con una especie de torre humana llamada Yerry Mina.

Cambio. A la cancha Agustín Marchesín.

Emiliano Martínez. El extraño apellido del tercer renglón de aquel 2020 ya tenía dos partidos oficiales y una flamante actuación en la clínica médica. Seguía sin quedarme claro quién era ese tipo que ya había pasado un par de veces ante mis ojos. Y que además me lo tuve que comer saliendo en camilla.

Final en el Metropolitano. Argentina 2, Colombia, 2. Sí. 2 a 2. ¿Se acuerdan de la Bersuit?

"Me sacan porque perdí un poco el conocimiento, el llanto y la bronca es porque es mi segundo partido en la Selección y no quería salir. Llegaron miles de mensajes, dar tranquilidad. Le digo a mi familia y a todos los argentinos y estoy bien. Ahora a seguir", declaraba el Dibu horas mas tarde.

Y sí. Claro que iba a seguir. Aunque yo no me acuerde demasiado.

Sabrán disculpar que me detenga aquí. Pero lo que siguió es difícil de procesarlo.

Porque cuando me di cuenta estaba mirando los penales. Con Colombia pero en Brasilia. Con mis ojos enfocados en el televisor y un muchacho dentro que balbuceaba un “mira que te como hermano”. Creo que era ese que salió en camilla y nadie lo conocía.

Días más tarde, el incógnito estaba atajando en una final contra Brasil.

Ese. Sí. El que tenía nombre de dibujito animado de los años noventa. El que luego hacía "gestos obscenos" con su premio después de ser campeón de América en el Maracaná.

Me pareció conocerlo de toda la vida. De repente este tipo estaba en mi celular. En el fondo de pantalla de la notebook de mi hermano. En el meme que se comparten niños y niñas de hora de clases.

Este no avisó que iba a aparecer así. De la nada.

Y pierda cuidado señor, señora, que reaparece cada tanto. Hace poquito, lo vi desafiar en un tumulto a un tal Cristiano. Portugués él muchacho.

Tampoco sabría decirles que pasó con precisión. Porque cuando me di cuenta, el Dibu provocó que Cristiano se niegue a rematar un penal. Es más, ordenó a su compañero, Bruno Fernandes, que lo haga. Y cuando intenté percatarme de esta nueva locura que había hecho, Fernandes revoleaba su penal a la tribuna. Y Dibu comezó a bailar. ¿Festejó un penal de cara a la tribuna del Manchester , en Manchester?

Sí. Aston Villa 1 - Manchester United 0.

¿Alguien sabe quién es el Dibu Martínez? Porque cuando me di cuenta ya estaba acá.

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